Monday, June 19, 2006

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Hoy tuve un sueño. Dijo A. De qué se trató respondió B. Me soñé a mi y te soñé a ti, pero tú no eras tú, eras C, y yo no era yo, era alguien más, pero no pude ver quien era. Qué extraño. Dijo reflexivo B, que de momento era B y no C como en el sueño de A. sí, me alegra haber despertado y saber que eres tú B. Yo no recuerdo haber soñado algo. Dijo B para continuar la conversación de A. Porqué seremos distintos en nuestros sueños. Le pregunta A a B. Nunca me he puesto a pensar en ello, quizás porque ahora sólo somos túy yo, es decir; A y B, y eso no es nada emocionante, y quizás por un momento tenemos la capacidad de ser diferentes, ser C tal vez, o aventurarnos a ser Z. Relativamente posible aun que temerario, no te parece. Dijo A un tanto alarmado ante la declaración de B. Ser yo no resulta tan negativo sabes, a veces no lo disfruto, pero ser A o ser B tiene lo suyo, después de todo no nos rige un orden o una clasificación, es vedad que en algún momento somos minúsculas pero llegaremos a ser mayúsculas, como cualquier otro. Eso sí es alarmante A, no sabes lo que dices, mírate. Eres A, no puedes dejar de serlo, no puedes siquiera fingir ser distinto, porque entonces dejas de ser tú y te desconocen, yo por mi parte no puedo dejar de ser B, porque si dejo de ser B, no soy yo, entiendes. B comenzó a alterarse y A no supo responder a la nueva filosofía de B, ni siquiera supo si en realidad era nueva o solamente era algo que él mismo no había escuchado antes. Sabes. Dijo B a A. lo que más me gustó de tu sueño es que pensaras que yo era C y al despertar me lo dijeras a mi y no a C. Y cómo es eso. Pues has visto algo diferente en mí, por un momento no fui minúscula o mayúscula, ni siquiera fui B. yo era C. Me viste diferente y aun así me viste a mí. Tienes razón. Dijo A a B con un timbre de alegría en su voz. Mañana te soñaréde nuevo. Ambos rieron por lo que A planeaba hacer. ¿en verdad? Y ahora qué seré, ¿D? preguntó B. no. Serás 3.

Friday, June 16, 2006

Artemisa

El café de todas las mañanas, el cigarro del mediodía y la clásica herida de todas las noches. Artemisa se figuraba en el espejo cada madrugada mientras realizaba una expedición meticulosa sobre su cara, le temía al tiempo y que más imagen que una nueva arruga en su piel blanca apara anunciarle que los años ya estaban pasando sobre ella, porque no era al revés ella no caminaba por los años, eran los años lo que la absorbía mientras Artemisa conservaba ese tono monótono y rutinario al que le llamaba vida. No tenía hijos lo único que le aseguraba el no volverse loca en su vieja casa con decoración de los años setenta , era su viejo gato ni siquiera tuvo la imaginación para nombrarlo de alguna forma ,simplemente se dirigía hacia él con un simple balbuceo típico de los felinos.
Eran aproximadamente las siete de la tarde, Artemisa se sentó en su viejo sillón color guinda y colocó en su grabadora un cassete algo gastado de Tom Waits, le encantaba el tango le hacía transfigurar sus recuerdos a fotografías sacadas de una película hollywoodense , en donde su amado le cantaba al oído mientras bailaban de forma apasionada algunas pasos de tango, el piano al fondo y la voz ronca le hacían formular un pequeño y desgastante nudo en su garganta.
De las escaleras descendió su gato con una pequeña mancha gris en el ojo, se le arrimó a la pierna de Artemisa mientras ella releía por décima vez el libro de Ruinas, se identificaba tanto con él, que a veces se veía inmersa como si fuera la protagonista de aquella novela. La verdad era que Artemisa nunca había tenido largos viajes, sus únicos escapes eran la playa y el rancho de su tío, pero hace más de quince años que no salía de su ciudad natal, sin embargo a ella le gustaba pensar que no era así, su cabeza formulaba grandes historias sobre aventuras y romances sin igual. De pronto la mano de Artemisa se vio ensimismada con empeño a su gato....
I'll tell you all my secrets, but I lie about my past , Send me off to bed for evermore... y la música siguió su ritmo.

Friday, June 09, 2006

caminata II

De Caminata II

Nuevamente caminé...

La inquietud lo determinó con anterioridad, pero a las 8:05pm comencéla trayectoria, salí de la casa de Edith Federico con rumbo fijo hacia la casa de Gerardo Pasillos, un buen amigo mío, el plan inicial no siempre fue el de caminar hasta la casa de Gerardo, eso lo decidí a las 8:16pm, momento en el que crucé por casa de la tía Malena, no tuve deseos de sentarme a platicar con ella -eso lo reservo para Gerardo y su sillón-, entonces seguí caminando en línea recta por la misma avenida que me lleva de la casa de Edith hasta el Periférico, una sola línea recta en dirección al oriente; sin respetar altos ni aceras; eso me gusta me gusta de caminar, la facilidad de subir y bajar banquetas sin daños exagerados al prójimo.

Boulevard Cárdenas. 8:24pm. Allí los temas se me fueron acomodando por orden prioritario, el primero de ellos, desaparecer el club rosa venus.

En realidad primero pensé en cómo se formó el club, ni siquiera ocupó mi mente por más de dos cuadras, fui directo a su exterminio. Comenzando por Jorge Quintana, lo he planeado en Québec, durante su estadía de intercambio, algo sencillo, detesto los eventos aparatoso, un accidente de coches sería de mal gusto, planeo algo trivial, un suicidio lo suicidaré- con testigos, perocon tal bullicio que nadie sepa en realidad lo que ha ocurrido; Quintana es bueno, por eso merece ser el primero. Después Adiel Palafox, de él es quien más temo, aunque aun no descubro porqué. La suya no será una captura sencilla, lo más conveniente sería estancarlo en algo peor que el club rosa venus y su realismo mégico, sería necesario encarrilarlo en rubros diferentes, que ocupen más su tiempo -quizás la farándula- de tal forma que no pretenda escapar de ella así como no ha pretendido dejar sus vicios y adicciones aun; conozco una banda local, tocan en parques, mercados, puentes, techos de casas o plazas por unos cuantos pesos y unas latas de spray, Wisconsy, seguro que un bajista con reputación como la de Palafox en las artes de la guerrilla y el terrorismo cultural les caerá bien, además su estilo metro-punk-sexual va con la imagen de la banda.

He llegado al boulevard Las torres y van dos terceras partes del club fuera.

De Anita Carrillo no me preocupo, a ella dejaré que los años la devoreny su condición crónica de ama decasa y madre asediada la fastidien. El club desaparecerá eso es inminente, sin Quintana y Palafox ella no podrá hacer mucho, la pequeña costura que mantiene unidos -y separados a su vez- al club corre peligro. Conspiración, a eso me refiero.

Boulevard Salazar. 8:52pm. por fin un semáforo en verde.

La inmortalidad del cangrejo, ha regresado a mi mente, esta vez en más de dos ocasiones. Me pregunto si en realidad existirán los cangrejos inmortales.

He pasado más de una hora caminando y por fin llego a la casa de Gerardo Pasillos -una hora y un minuto para ser exacto-, las 9:06pm al momento de tocar la puerta. Él abre. Me ofrece agua. Acepto. Me siento. Espero que baje mi ritmo cardiaco. Me seco el sudor de la frente. Que los pies dejen de palpitar tan aceleradamente. Charlo con Gerardo. Le he contado cómo planeo desintegrar al club de los rosa venus. Necesito tu ayuda le digo, todo está planeado de aquía julio del siguiente año, poco más de doce meses para diluirlo. Después me pregunta que si de dónde vengo, le he contado que estuve en la casa de Edith Federico. Charlamos. Discutimos. Nos queremos. Lo mismo que los últimos días, sin variar, quizás en el orden pero no en la rutina; le he dicho a Pasillos que llevo más de una hora caminando -nunca mencioné que tan sólo por un minuto-. Ha ido a traerme más agua.

Ahora que lo pienso bien, curiosamente siempre discuto con Edith después de las 7:30 de la tarde, hoy no recuerdo con exactitud la hora en que inició la batalla campal, pero la hora en que he decidido irme de allí sí la recuerdo bien, eran las 7:38pm, vaya casualidad -¿cómo evitar esta palabrita?-.

Le dije a Edith- que pensaría y meditaría sobrelo que pasó minutos antes de las 7:38 de esta tarde, pero aun no lo hago, y no quiero hacerlo de momento, estoy muy cansado para meditar y Pasillos viene de vuelta con el agua.
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Thursday, June 08, 2006

caminata I

Hace un par de noches que vengo pensando en esto, he tenido mucho tiempo para pensar últimamente -o me lo he dado-, pensar-escribir, escribir-pensar. Quisiera más ratos como este, en que lo único que me preocupa si es que algo me preocupa, es la cantidad exacta del siguiente pasaje de camión, no es que en realidad me interese el pasajeo el salario del chofer, o la butaca que me corresponderá gracias a mis infructuosos cuatro pesos; más que nada es porque en caso de no tenerlos tendría que preparar las piernas para una caminata de esas que siempre terminan siendo agradables después de los primeros veinte minutos -estrictamente después de esos primeros veinte-.

La inmortalidad del cangrejo
es un tema que ya ha sido agotado -o por lo menos pretendo verlo así-, resulta entonces que hay más temas en qué pensar, la radio, la casualidad por ejemplo; no sé por qué, pero me suena a buen tema para meditar, de cuando acá se le ocurrió a un no sé quién quitarle las perillas a la radio, o sacarle los bulbos; definitivo que la era de los transistores, lo digital y los botones no es lo mío, el sabor de sintonizar a mano no es transferible en estas circunstancias, no hay como moverle a la perilla y localizar la voz más nítida del locutor presentando a continuación a José José el príncipe de la canción...en todo su esplendor -antes de la cortisona claro está-.

Mover la antena como capturando la señal perfecta cual si fuera caña de pescar con el pez en el anzuelo. Hasta cierto punto excitante.

Las baterías, esa baterías que tanto detesto, no pasaría lo mismo si fuera de las triple A o doble A; pero son de esa gordotas y por sifuera poco, utilizan de a cuatro, es una grosería eso que hacen con los radios de ahora, ya para los cuarenta minutos vendría ofuscado por dentro, cosa que no pasaría arriba del camión, porque no tarda más de treinta y cinco minutos, no me daría tiempo para llegar al tema de las baterías gordotas, por eso me preocupano tener los cuatro pesos, porque sé que después de las baterías llega el tema de los contactos de luz, el tamaño de los numeritos en la pantalla que cada vez son más pequeños, pareciera que ahora sólo hacen radios para personas que no usan anteojos, mugre de mercado. Es una pesadilla.

Ya llegados los otros quince minutos de camino a casa seguro que los ocuparía -como ya lo dije antes- en el tema de La Casualidad, ese ni siquiera debería ser tema de camino a casa, las casualidades no existen, vaya blasfemia que me he aventado me encanta vivir repleto de blasfemias-, pero así debería ser, una casualidad en realidad no es casualidad; la gente intenta engañarse todo el tiempo haciéndose pensar cosas por el estilo:
- ah, que casualidad, mira dónde nos vinimos a encontrar, ven; te invito un café.
- ay sí, claro, con mucho gusto.

Como si no supiera que va a esa escuela y sale a la una de la tarde, siempre a la una.


A esas casualidades me refiero. Si existen otras no sé cómo habrían de llamarse, pero éstas no existen.

Una casualidad es uno de esos acuerdo entre dos personas, todo predeterminado para conseguir un aquí-ahora, -termino que surge en una caminata que lleva más de media hora claro está- ese tipo de encuentros de internet sin previo aviso, de visitas a centros de artes, de cafés, de paradas de camión. De cómplicesinvoluntarios -o voluntarios ya no sé- de acuerdos en común, todo en silencio, asífunciona este negocio de las casualidades; uno pone y otro dispone, no sé cuando éste dicho se tornó a algo divino, eso de Uno pone y Dios...,meras adaptaciones casuales -otra vez esa palabrita-.

Este tipo de ocasiones consiguen darme el tiempo necesario para pensar ya pasados los cincuenta y cinco minutos, mismos que utilizopara recordar todo lo necesario y ofuscarme pensando en radios y casualidades, es entoncesque se me agotan los márgenes de ideas y comienzo a pensar en la construcción muscular de mis piernas, de lo cansado que resulta no tener cuatro pesos, en la frase trabajar como negro para vivir como blanco, en lo rápido que se gasta el trabajo de un negro pagando camiones, en la suela de los tenis;creo que las mejores suelas de tenis vienen de noches como esas donde uno se cansa tanto al caminar que podría diseñar algo menos doloroso y molesto. Ya llegados los sesenta minutos, lo único que queda es secar sudores, saborear sales y flexionar las piernas cada semáforo en verde para alimentar la esperanza de llegar a casa antes de la madrugada, y antes que salgan los malandros a picotear gente por puro amor al deporte; ya ni preguntan si uno trae un peso para darles, ahora preguntan si uno trae cincopesos; nomás con que me salgan con esas babosadas, no tuve ni los cuatro para venirme en camión , ahora voy a traer para darles cinco a ellos.

Ahora lo único nefasto -pero cómico a la vez- podría ser que llegue a donde se supone está mi casa y casualmente no esté, se haya esfumado, desaparecido, huido, extraviado, escondido o qué sé yo; pero eso no pasa tan frecuente, por lo menos no dos veces en la misma semana. No hasta ahora.