pequeña historia de una banca vacía
Veo una banca vacía en Catedral. Es una imagen sugerente.
Cerca de ella veo tres pisadas de pájaro en el pavimento ya seco. El primer pájaro de tres patas en Hermosillo.
Veo una mujer desesperada en busca de su psicólogo de cabecera -no está loca, sólo desesperada; el señor no ha llegado a la cita-.
A unos quince metros -de la banca- un hombre de traje, hermosa barba añeja, maletín misterioso y algo parecido a una receta médica pide caridad.
Frente a él otro hombre con porte de arquitecto y un casco propio de una obra en construcción - ¿Cuánto tiempo llevará ese segundo piso del kiosco?-
Más tarde, por esa misma banca pasa el Dr. Bobadilla, no es psicólogo. Profesor en la escuela de Letras; nunca había visto sus peculiares bermudas azules; seguramente salió a pasear con su único sobrino.
También veo un escuadrón de niños bélicos portando armas propulsadas por aire, practican una emboscada.
Desde el principio he visto al jugador de golos acompañando esa la banca vacía, no parece resguardarla más bien parece distraerla, regalarle un rato ameno.
La banca dice gracias con la mano izquierda.
Cerca de ella veo tres pisadas de pájaro en el pavimento ya seco. El primer pájaro de tres patas en Hermosillo.
Veo una mujer desesperada en busca de su psicólogo de cabecera -no está loca, sólo desesperada; el señor no ha llegado a la cita-.
A unos quince metros -de la banca- un hombre de traje, hermosa barba añeja, maletín misterioso y algo parecido a una receta médica pide caridad.
Frente a él otro hombre con porte de arquitecto y un casco propio de una obra en construcción - ¿Cuánto tiempo llevará ese segundo piso del kiosco?-
Más tarde, por esa misma banca pasa el Dr. Bobadilla, no es psicólogo. Profesor en la escuela de Letras; nunca había visto sus peculiares bermudas azules; seguramente salió a pasear con su único sobrino.
También veo un escuadrón de niños bélicos portando armas propulsadas por aire, practican una emboscada.
Desde el principio he visto al jugador de golos acompañando esa la banca vacía, no parece resguardarla más bien parece distraerla, regalarle un rato ameno.
La banca dice gracias con la mano izquierda.
ah qué muchacho, qué fumaste? yo tengo tanto miedo de bobadilla en tennis.
Posted by
Franco Félix |
9:58 PM
Qué estaría pensando la banca de tí.
Posted by
Anonymous |
4:29 PM
Me gustó todo, así viajadito sano, en especial lo de bobadilla y lo de los golos.
Posted by
dulce leteo |
6:57 PM
si vieran las piernas de Bobadilla...
Posted by
Pedrufurus |
9:01 PM
Han de ser lindas.
:S
Posted by
. a d r i a n a . |
10:30 AM