Monday, May 29, 2006

Balada al Alba








Noche melancólica
de nerviosas lagrimas,
vagabundea un caballero
y tartamudea su corcel
de madera musical,
en un camino anotado
de frágiles nostalgias.

La gran corchea espacial
se luce en el canto
de la obra celeste,
desatando las musas de luz,
en partituras estelares
elogiando tu nombre
en La.

Mi tono se eleva
en el susurro de la noche,
se hace carbón
en su oscuro sonido,
tenue,
menos tenue,
grita...

Tú, amada mía,
ya vienes.

Se asoman
tus besos dorados,
tus brazos de oro,
tu color derramado,
la onírica oda de tu voz
sobre el trovador inhebrado.

Tú, amada mía,
allá vas.

Niegas
el loor de tus labios,
la seda de tus infinitos pentagramas,
el suave himno de tu piel
y tu diva tez de ligera luz.

Cómo decir que eres
la compositora de la mañana,
la melodía que apacigua
la tiniebla desafinada.

Escucha a este caballero
y a su corcel cantor,
llamarte hasta el balcón
con la ronca garganta
de su tinta,
intentando tocar
en clave de tu corazón.